Con motivo de la consulta indígena del Ministerio del Medioambiente que se realizó el pasado 11 de diciembre en el Centro Ceremonial de pueblos originarios, conversamos con dos dirigentas indígenas de nuestra comuna para conocer su experiencia y reflexiones en torno a este proceso en nuestro país.
La consulta indígena en Chile tiene su origen en la ratificación del Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en 2008, que entró en vigor en el país en 2009. Este convenio obliga al Estado a consultar a los pueblos indígenas cada vez que se adopten medidas legislativas o administrativas que puedan afectar directamente sus derechos, cultura, tierras o modo de vida.
El artículo 6 del Convenio establece que los gobiernos deben realizar estas consultas “de buena fe y de manera apropiada”, con el objetivo de alcanzar acuerdos o lograr el consentimiento. El proceso debe ser previo, libre, informado y culturalmente adecuado.
Desde entonces, la consulta indígena ha generado debate, ya que muchas comunidades y dirigentes critican su implementación, señalando problemas de inclusión, transparencia y respeto a las tradiciones y tiempos propios de los pueblos originarios. Este contexto se suma a la deuda histórica de Chile con los pueblos indígenas, como lo evidenció el fallido plebiscito constitucional, que rechazó una propuesta que reconocía al país como plurinacional.
Para abordar estas temáticas, Tres Puntos conversó con Juana Linconao, dirigenta Mapuche nacida y criada en Peñalolén, y con Andrea Tirado, artista visual y educadora tradicional Aymara. Andrea trabaja en dos colegios de nuestra comuna impartiendo talleres de arte y cultura Aymara, y es vicepresidenta de la Asociación Apu Inti Huhuanaca, dedicada a resguardar los saberes ancestrales del pueblo Aymara y Quechua.
Esta entrevista se presenta con el patrocinio del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social (FFMMC), la Secretaría General de Gobierno (Segegob) y el Consejo Regional (CORE).
¿Cómo se ha tratado la consulta indígena en nuestro país?
Juana Linconao:
“Yo participé en la consulta indígena del Ministerio de las Culturas, el Patrimonio y los Afrodescendientes. Ahí empecé desde cero, porque me enteré de que este ministerio fue firmado por Salvador Allende en 1970, y hasta ahí quedó. Ahora, este gobierno está retomando las consultas indígenas. Ha sido una experiencia bonita, pero también decepcionante, porque nuestro patrimonio como pueblos originarios no nos pertenece. Todo está en manos del Estado, ni siquiera los cementerios. En el sur, por ejemplo, hay un ex senador (EugenioTuma) talando todos los árboles nativos”.
Ambas dirigentas señalan que, cuando se llega a la etapa de decidir, no tienen injerencia:
“Puede ser este gobierno o el anterior, pero nosotros participamos en las primeras etapas, trabajamos, discutimos y aprendemos. Sin embargo, cuando la consulta llega al Estado, todo lo que hemos hecho queda canalizado sin pertinencia real de los pueblos en ese proceso”.
“Pedimos que las consultas indígenas, una vez en manos del Estado, sean evaluadas por personas con pertinencia cultural: abogados, antropólogos y profesionales que pertenezcan a los pueblos originarios”.
¿Cómo se vive este proceso en el norte?
Andrea Tirado:
“En el norte, el proceso ha sido una lucha constante. Muchas veces está Carabineros, estamos nosotros como comuneros y dueños de un territorio que el gobierno no ha respetado como debería. Aunque tenemos el Convenio 169, al final es solo un papel. Lo que más defendemos nosotros es la madre naturaleza. Nos oponemos cuando nos dicen que hay minerales en un cerro, porque las mineras secan las napas subterráneas, y sin agua no hay forma de regar nuestras plantas ni de beber nosotros o nuestros animales. Además, está el relave y la contaminación”.
“Cuando protestamos es porque sentimos que las autoridades no entienden que la tierra necesita descansar para que los minerales se regeneren. Si siguen extrayendo sin control, un día todo se agotará. Ya lo vimos en Chuquicamata: la Pachamama está quedando prácticamente hueca. Según nuestros ancestros, el mineral es la sangre y las venas de la Pachamama”.
¿Cómo afectan estas problemáticas a los sitios protegidos?
Andrea Tirado:
“Para nosotros, como pueblo Aymara, el agua es lo más importante, porque el agua es vida. La sequía es una realidad, y cuidamos nuestros ríos para que no sean contaminados por las mineras. Si no hay agua, no hay forma de sostener nuestras comunidades.
En el valle de Camiña, de donde provienen mis raíces, mi madre aún vive ahí, dependen del agua para cultivar frutas y verduras. Este valle abastece a todo Iquique, y sin agua toda la ciudad estaría en peligro”.
¿Qué riesgos enfrentan las mujeres indígenas en estas luchas?
Juana Linconao:
“En el sur hay una lamien (hermana) que está desaparecida; ella es ambientalista, ecologista y sindicalista. Años atrás, otra lamien fue encontrada sin vida en su casa. Por eso da miedo hablar”.
“Chile tiene una deuda histórica con los pueblos originarios. Hemos perdido nuestra lengua, y el Estado tiene mucha responsabilidad en eso. Deberíamos tener un Ministerio de Asuntos Indígenas porque este país fue fundado por pueblos originarios. Sin embargo, aún enfrentamos discriminación. Muchos vecinos llegaron hasta a cambiar sus apellidos indígenas por miedo al estigma”.
Andrea Tirado:
“Es necesario reconocer a los pueblos indígenas y enseñarles a los niños que somos una riqueza para este país. Siempre hemos estado aquí y siempre estaremos”, finaliza la dirigenta.