El objetivo de esta entrevista es informar sobre los distintos temas involucrados en la mayor cumbre climática del planeta: la COP.
El enfoque de Eduardo Giesen combina una perspectiva global con iniciativas locales, subrayando la importancia de una participación comunitaria activa en la lucha contra el cambio climático. Destaca los esfuerzos realizados, especialmente desde la comuna de Peñalolén, para preservar lo que queda del bosque nativo de la precordillera y ayudar a combatir el cambio climático.
Esta entrevista se presenta con el patrocinio del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social (FFMMC), la Secretaría General de Gobierno (Segegob) y el Consejo Regional (CORE).
¿Qué es la COP?
Es la mayor cumbre climática del planeta, organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Reúne a representantes de casi todos los países del mundo, además de organizaciones, expertos y activistas, con el objetivo de discutir y coordinar acciones globales para combatir el cambio climático.
Este año se celebra la edición número 29, desde el 11 hasta el 22 de noviembre, en Bakú, Azerbaiyán.
Entrevistado:
Eduardo Giesen Amtmann, ex candidato independiente a la alcaldía de Peñalolén por el pacto Izquierda Ecologista Popular, es reconocido por su activismo ambiental tanto a nivel comunal como nacional. Ha liderado y participado en diversas organizaciones relacionadas con la ecología y los derechos ambientales en Chile.
En esta oportunidad, su viaje a la COP está relacionado con la organización Demand Climate Justice (Campaña Global para Exigir Justicia Climática, DCJ por sus siglas en inglés), de la cual forma parte el Colectivo Viento Sur, con sede en la comuna de Peñalolén.
¿Cómo llegas a la COP, Eduardo?
He estado en alrededor de ocho COP. Vine porque soy coordinador en América Latina de una red de organizaciones de justicia climática; es parte de mi trabajo. La red donde participo hace seguimiento a las negociaciones, por lo que tengo que estar presente como coordinador regional de DCJ. Esta organización es una base para muchas otras a nivel mundial, y en América Latina somos cerca de 20 organizaciones las que formamos parte de ella.
Le hacemos seguimiento a las negociaciones climáticas, pero también nos encargamos de articular y denunciar lo que ocurre a espaldas de la gente, acercando estas discusiones a la ciudadanía. Aquí hay representantes de gobiernos, pero también muchas personas que defienden intereses empresariales.
¿Cómo pueden incidir en una cumbre tan grande las pequeñas organizaciones medioambientales?
Tenemos posiciones encontradas respecto a organizaciones ambientales pequeñas o desarticuladas que terminan haciendo ‘turismo ambiental’. Se sienten parte de algo, pero en realidad no lo están siendo. Igualmente, redes grandes como la nuestra, que cuenta con cientos de miembros, han trabajado durante años para visibilizar las negociaciones y generar alianzas con gobiernos que tienen una postura de transformación social, pero aun así no es mucho lo que hemos logrado incidir. Nuestro objetivo es poner en el centro las necesidades de las personas afectadas por el cambio climático.
Fundamentalmente, nuestras organizaciones (climáticas de base o independientes) buscan educar, articularse y mostrar cómo el cambio climático afecta la vida cotidiana. Sin embargo, ningún gobierno ha tomado este tema realmente en serio.
Los temas claves de la COP29
Desde el inicio de la COP, las delegaciones de los países deben estar presentes. Los temas centrales a discutir en esta COP incluyen: reducción de emisiones, mitigación y adaptación al cambio climático, financiamiento climático, agricultura y alimentación.
¿Son vinculantes las decisiones que se toman en COP?
Las decisiones que se toman en estas cumbres son vinculantes, pero muy imprecisas. Es como acordar algo, pero al final no queda claro cómo implementarlo. Por ejemplo, en el Protocolo de Kioto, un conjunto de países determinado debía reducir sus emisiones, pero eso finalmente no se cumplió y dejó de estar vigente. Ahora todo, inclusive, es más laxo. Se habla de la carbononeutralidad, es decir, igualar lo que se emite con lo que se captura, pero esto ha dado pie a muchas falsas soluciones que evitan reducir emisiones reales, enfocándose solo en capturar CO₂.
Si bien en los acuerdos está establecido que las responsabilidades son comunes pero diferenciadas, no dejan estipulado quiénes son esos países con mayor responsabilidad histórica.
¿Cómo ha actuado el Gobierno de Chile frente al tema del cambio climático?
El gobierno chileno, al igual que el resto de los gobiernos de América Latina, no hizo nada por bloquear o cuestionar la aprobación de un paquete de normas para el funcionamiento de los mercados de carbono, que ha sido nefasto por el hecho de permitir la elusión de los grandes contaminadores.
Por eso, habiendo puesto el énfasis en los mercados de carbono, los gobiernos deberían comprometerse a transferir recursos limpios o libres de especulación, sin convertir esto en negocio o competencia. Deberían definir grandes montos de dinero, como lo que se está demandando, que son trillones. Entonces, si se pone el énfasis en los mercados en vez del financiamiento directo, estamos mal.
Justicia climática y desafíos locales:
Peñalolén como comuna emblema de medioambiente:
¿Qué desafíos se vienen como Colectivo Viento Sur después de la COP?
Nosotros hemos planteado construir la justicia climática desde las bases. En Peñalolén, llevamos más de 10 años trabajando por defender el bosque nativo de la precordillera de Santiago, que tiene una importancia climática crucial. Este bosque ayuda a combatir aluviones, acumula agua en el suelo, funciona como sumidero de carbono y mitiga las islas de calor causadas por la cementación del terreno. Sin embargo, gran parte de este bosque ha sido eliminado de la precordillera para dar paso a proyectos inmobiliarios.
Nuestra prioridad es hacer educación popular en torno a la justicia climática. Hace poco más de un año lanzamos un mapa de falsas soluciones frente al cambio climático para América Latina y el Caribe en Peñalolén, en Antupirén 10.001. Este mapa busca desenmascarar políticas y proyectos que, bajo la fachada de sostenibilidad, profundizan las desigualdades y favorecen a los sectores más contaminantes.
Lo que nos interesa, además, es promover la educación popular en torno a la justicia climática. Lo que queremos ahora es comenzar un trabajo directo con las comunidades de Peñalolén para incorporarlas en este proceso. Este debería ser un rol del Estado, pero lamentablemente se han quedado en acciones muy publicitarias, sin involucrar realmente a la ciudadanía en estos temas.
A propósito de eso ¿Qué opinas del premio otorgado por la WWF a la Municipalidad de Peñalolén?
Considero que fue más una acción publicitaria por parte del municipio. Si realmente se tratara de un compromiso ambiental, deberían haberse abordado aspectos clave como la destrucción del bosque nativo y el aumento de emisiones provocado por la eliminación de cientos de hectáreas de este bosque. Además, miles de vehículos han sido incorporados al parque automotor de Peñalolén, promoviendo el uso cotidiano del automóvil. Esto está directamente asociado con la forma de urbanización que se está impulsando en la comuna. Este fue un tema que intenté destacar durante mi campaña.
En cuanto al Ecoparque, aunque tiene aspectos interesantes, como la participación de centros de investigación y universidades, sigue siendo más bien un proyecto demostrativo. Por ejemplo, en el ámbito de los residuos, hay algunas iniciativas tecnológicas, pero la gestión cotidiana sigue siendo convencional. La gente no está sensibilizada ni educada para un manejo sustentable de los residuos, y mucho menos para un consumo consciente que busque reducir la peligrosidad de los desechos. En general, considero que las acciones ambientales y climáticas del municipio siguen siendo más publicitarias que efectivas.
Sin embargo, felicito la creación del Parque Quebrada de Macul, que es un espacio valioso. Hemos propuesto extenderlo hacia abajo, aprovechando la actualización del plan regulador, para que se convierta en un corredor biológico continuo. Esta zona, que actualmente el municipio planea destinar a un equipamiento deportivo, debería preservarse como un parque abierto a toda la comunidad. Además, esa área está sobre la falla de San Ramón, donde ya impedimos la construcción de inmobiliarias al visibilizar el peligro geológico. Esperamos que en el futuro esta zona se destine a la educación y la recreación, asegurando su accesibilidad para las personas.
El fin de la justicia climática:
Nuestro objetivo es educar a la comunidad sobre el impacto del cambio climático e involucrarla en posibles formas de transformación hacia un territorio con mayor justicia climática. El gran lema de la justicia climática es: No hay que cambiar el clima, hay que cambiar el sistema. ¿Qué cambios hay que realizar? Eso tendrá que resolverlo cada comunidad. Cuanto más de base sea este trabajo, y cuanto más se involucren organizaciones locales, mayor respaldo tendrán estas transformaciones, y los gobiernos tendrán que asumir posiciones más dignas que las que defienden hoy.
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